Un Hechizo...

A la luz de la luna, al lado de un árbol frondoso, en presencia de un gato negro, un búho y revolviendo un gran caldero, la bruja dijo: Que Sofía, Atenea y todas las diosas de la sabiduría envíen sus poderes a este caldero para que cada idea sea expresada con las palabras justas, que Afrodita, Venus y todas las diosas del amor envíen sus poderes para que cada palabra sea fruto del amor y genere más amor, que Habondia, Diana, Artemisa donen a este caldero la abundancia de las palabras y la contundencia para cosechar exactamente lo que conviene.... Luego, abrió un frasquito y sacando canela en polvo, dio su toque final al conjuro. Inventó el capuchino con Bailys y se lo envió a la más humana de las humanas, aquella que a través de la distancia, indigesta de emociones e ideas, había invocado a las palabras. ZAZ!
Declaro que las palabras fluirán como ríos cristalinos y cantarinos desde los mínimos arroyuelos de los vasos sanguíneos del cerebro, del corazón, de los pulmones, del estómago, de cada célula y que ese torrente regará los terrenos más áridos y fertilizará el planeta tierra sembrando inteligencia, esperanza y alegría para siempre. Que así sea, que así sea, que así sea.